jueves, 13 de junio de 2013

ASÍ DEBERÍA OLER EL CIELO



Esta vez quiero que sepas
que tu memoria es la voz que no se rinde,
que no se apaga, que no se cansa.

Y que de noche, cuando todos duermen
abro sigilosamente un viejo cajón,
al que ya nadie le presta atención
es pequeño, pero guarda sin candado-sin miedo-
momentos tan apasionados como cursis y baratos.
Guarda así miles de recuerdos
y una carta perfumada, a pesar del tiempo.
Así debería oler el cielo, a tus abrazos
a nuestro amor imperfecto. ¿Te acuerdas?

Ha pasado tanto tiempo.
Descubrí de pronto viejas fotos
que hace algún tiempo
salvé de un encendedor barato cuando
en un arranque de cobardía y sinceridad
lo supe, no podía, más bien no quería
deshacerme de lo único que me quedaba de ti.
De aquellos días de sol,
de los momento de lucha mano a mano
yo contigo, tu junto a mí.

Te quise. ¡Que va! Decir eso es ser egoísta
con los recuerdos, pero es que no hay palabras.
Si las hubiera, no habría sido amor- y aquí te lo dije de nuevo-

Fuimos felices ¿Verdad?

Lo sé, porque al buscarte no queda ni rastro
de ti, de mi,o de nosotros en esta olvidada parte del mundo.
En este ajado cuerpo. Huraña a cualquiera
que se compadezca, a cualquiera que se ría
de lo que aquí pudiera quedar vivo.

Fuimos felices. Lo sé porque hoy
al pensarte, con tu imagen
llegó también a mi cabeza
todos nuestros planes, nuestras esperanzas,
nuestras guerras, esas tardes de lluvia,
de lluvia y de tu mano. De tu mano, cuerpo a cuerpo.

Sin más certeza que la incertidumbre de ser jóvenes,
de amar sin frenos, de prometer sin mentiras.
Creímos a ciegas, recuerdas el: Yo contigo, tu junto a mí.

A eso, queridos, a eso se le llama Amor.
Y aquí es donde tu y yo nos separamos.
Porque después de todo
que puede saber del amor quién no ha tenido
que despreciar precisamente lo que más amaba.







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