lunes, 17 de junio de 2013

A PESAR DEL TIEMPO



Hoy recuerdo a hombres de polvo que ardieron en lucha. Hombres que presos, renacen a momentos en fotografías  grises y olvidadas, ajadas por el tiempo y la memoria que no supo retenerles. Memorias de olvidadas leyendas de aquella primavera que pudo y no fue. 

Admiré tu infinita paciencia, tu mala-cara que engañaba a cualquiera que no te conociera y tu buen humor que siempre me regalabas. Te recuerdo, hombre gregario desde el trabajo hasta los bares. Luchador incansable de tus sueños y también de los de tus camaradas.

Te recuerdo, a pesar del tiempo. 

Quizás no me regalaste tus mejores días, pero de tu independencia aprendí a quererte en la distancia. Me enseñaste que la vida está allá afuera. Me hablaste de noches azules, de amaneceres naranjas, de carreteras infinitas que te conducen a ningún destino. De la felicidad de llegar a casa, el periódico en la mesa, ese olor a tabaco, y descubrirte sentado en tu sillón. Me abrazas.

Recuerdo tus despedidas, constantes, malditas. Que te alejaban a kilómetros de aquí. Siempre amé tus ojeras, mientras yo dormía, lejos en alguna carretera tu pensabas en mi.

La autopista fue tu gran compañera y tu mejor escuela, motores que ronroneaban viejos y cansados que hacían más grande tu ausencia en la vieja casa. Luces rojas traseras para que avivaran tu navidad. Direccionales izquierdas prendidas cuando el sueño apremiaba, no había entonces  mejor almohada que tus sueños. Te acuerdas, también me hablaste de un frío remolque. Cómo pasa el tiempo cuando ya no estás aquí y tus historias son sólo recuerdos.  Llamada de larga distancia, yo feliz, era mi cumpleaños y me llenabas de promesas, tardes de domingo, helados en el parque, fabulas, historias, leyendas de tus viajes. Te imaginaba cómo "El Principito" recorriendo cada planeta, siempre pensando en su rosa.  Y me hablabas de regalos, de historietas, de personas que como tu, viajaban, incansables allá donde el invierno no da tregua. Aquí me detengo. Frenado de motor a los recuerdos, porque la memoria es mala y te traiciona. Y yo te extrañaba.

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