martes, 11 de febrero de 2014

ENCIENDE EL INTERRUPTOR, DEJA LA LUZ APAGADA


Temporales que me estrujan por dentro algo más que las entrañas
yo que te imaginaba conmigo
y tu le sonríes a alguien más
y toda flor marchita, es entonces invierno en primavera,
una botella del mejor vino vacía.

Yo misma me burlo de lo que aquí escribo,
pero te extraño, reconozco con certeza que
ya nada es lo que era, y entonces me extraño hasta yo misma.
Extraño aquello que pudo haber sido,
imagino la vida de alguna otra manera, y entonces
soy pintora, alumna de Dalí, de la mano de Kahlo.

Y te odio entonces, no se bien por que, y no me asusta
porque desde hace un buen tiempo no conozco el
por que de casi nada, vivo a tientas, como quien no encuentra
el interruptor y maldice la luz apagada, pasan los años a oscuras
por que dicen que a oscuras se imaginan mejor las cosas
y yo soy buena imaginando cosas.

Como cuando te imagino a tí,  y entonces pienso en mí.
O como cuando le imagino a ella y te imagino a ti.
Cuando me imagino yo, entonces no hay nadie allí.

Y te bendigo, no se bien porque diablos, pero lo hago,
sueño tu regreso y de paso tus manos sobre las mías,
volverás— me repito incesantemente,  al paso de los días— lo sé.
Volverás, te reconoceré desde lejos, como al atardecer,
sabre de ti desde la distancia.
Te oiré, como a las gaviotas que anuncian al último pesquero, que regresa.
cargado de soles de otros puertos, de los que soltaste amarras.

Allí estaré para recibirte,
seré la chica con la sonrisa mas ancha,
aquella que busca un rostro entre las multitudes.

Y cuando nada pase, tu encenderás el interruptor, mi amor,
y yo dejaré la luz apagada.


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